“¿Estas bien?” me preguntó, inmediatamente contesté con un simple y mentiroso “Si”, ¿qué le iba a decir? ¿La verdad? ¿Comenzar a contarle mis problemas e inseguridades? ¿Comentarle cuan injusta es la vida conmigo? ¿Hablarle sobre cuanto deseo tirarme debajo de un tren? Sería totalmente absurdo. Por eso opte por la clásica mentira que viene con una falsa sonrisa incluida que cualquiera creería. Y por supuesto también la creyó él.
La cuestión es que, después de esa tarde, esa pregunta comenzó a darme vueltas en la cabeza. No podía parar de pensar en cómo es que las personas son tan ilusas y creen todo lo que les dicen, cómo es que solo miran lo superficial y no lo que realmente importa. Pero, ¿qué es lo que importa? Para mi, aunque trillada este la frase y muchos la digan pero pocos la usen verdaderamente, lo que importa es lo de adentro. Es que solo basta con saber observar, mirar los detalles, ver los movimientos y gestos, escuchar la manera de hablar, reconocer las expresiones, conectarse con la mirada, sentir lo que transmite; Con simplemente eso podes conocer a una persona tan sencillamente. Pero claro que no, todos van por el camino fácil y solo ven las cosas al revés, o peor, ni siquiera las ven.

En fin, ¿saben qué note luego haber invertido horas pensando en aquella pregunta? Caí en la realidad de que hace mucho tiempo yo no estoy bien, y si me preguntan por qué, sinceramente ni yo misma lo sé, y tampoco sé si estoy mal, sólo sé que bien no me siento. Tal vez es un conjunto de todo, tal vez es una cosa en particular, o tal vez, como diría mi mamá, es la adolescencia. No lo entiendo todavía, cuándo fue que pasó, cuándo fue que todo empeoro. Me encantaría cambiar este sentimiento, me gustaría encontrar de alguna u otra manera la felicidad, pero, ¿Por dónde puedo empezar? ¿Qué es lo que esta bien y qué es lo que esta mal? Realmente no lo sé, realmente no creo que en algún momento mejore todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario